ANTROPOLOGÍA: Antropología al rescate, el caso de Lego

Hace unos años el Grupo Lego experimentó grandes pérdidas. Las ventas de sus productos se vieron reducidas drásticamente y, por mucho que intentaron mejorarlas e introducir nuevos productos, no conseguían enderezarlas, ya que no comprendían la razón de tal declive.

Esta es la historia de cómo la antropología les permitió remontar sus ventas y salvó a Lego de la bancarrota.

Hace unos años, Lego lanzó una nueva estrategia de negocio, que consistía en innovar en sus productos y ampliar su oferta, más allá de los bloques de construcción tradicionales. Entre otros productos, lanzaron muñecos de acción y videojuegos. Su objetivo con esta estrategia era adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas formas de juego, y cambiar con ellos.

En un momento dado, sin embargo, las ventas empezaron a caer.

Sin poder encontrar el porqué de tal declive, Lego se dio cuenta de que habían perdido el contacto con sus clientes y que no sabían nada de ellos. ¿Cómo podían seguir produciendo juegos cuando no sabían ni quién los usaba, ni por qué?

Con esta preguntas en mente, Lego contrató a un equipo de antropólogos/as, que se sumergieron en la vida de diferentes familias en Estados Unidos y en Alemania. Hicieron observación participante mientras niños y niñas jugaban, realizaron diarios fotográficos y vídeos, entrevistaron a padres y madres, acompañaron a las familias a comprar juguetes y estudiaron las tiendas en sí. Su objetivo era investigar cuál era la experiencia de juego de niños y niñas, qué era lo que buscaban con ello, y cómo Lego podía ayudar a responder a tal necesidad.

Después de unos meses de etnografía, el equipo de antropólogos/as proporcionó a Lego una gran cantidad de datos, que analizaron junto al equipo directivo. Poco a poco, los datos empezaron a hablar y surgieron patrones de consumo, de prácticas y de preferencias. Fue entonces que Lego comenzó a vislumbrar el porqué de la cuasi bancarrota.

Gracias al análisis antropológico, Lego entendió que, en sus juegos, los niños y niñas buscaban dos cosas: primero, escapar de un día a día altamente estructurado y, segundo, desarrollar y perfeccionar sus habilidades. Tal dato chocaba con una presuposición de la empresa que había informado su estrategia esos últimos años: que los niños y niñas de hoy en día están demasiado ocupados para jugar con los bloques tradicionales de Lego. Al contrario, los datos mostraron que había un grupo de niños y niñas que tenían no sólo el tiempo, sino también el interés, de jugar con los bloques y perfeccionar su arte.

A la vez, el trabajo antropológico llevado a cabo también puso de relieve que Lego había descuidado el importante rol de los padres y madres. Estos, viendo cómo Lego perdía las características que les habían atraído a ellos mismos de pequeños en sus recientes innovaciones, notaron cómo el valor de lo nostálgico, que les había llevado a comprar Lego para sus hijos e hijas, se desvanecía.

En resumen, lo que la antropología dejó al descubierto es que, en su intento de innovar y cambiar con los tiempos, Lego había perdido el contacto con sus clientes. No habían entendido que los niños y niñas de hoy en día siguen interesados en desarrollar su propia creatividad y en construir desde cero figuras y elementos que juegos más predeterminados no les permiten. Además, también habían obviado la importancia de lo nostálgico que llevaba a padres y madres a comprar los bloques Lego para sus hijos e hijas.

Estos datos, que otros métodos más usualmente utilizados en el sector empresarial no habrían podido ofrecer, fueron clave para informar un cambio de estrategia de Lego.

Y supongo que ya os lo imagináis, pero al cabo de poco tiempo, las ventas de Lego se recuperaron. 

Hace unos años el Grupo Lego experimentó grandes pérdidas. Las ventas de sus productos se vieron reducidas drásticamente y, por mucho que intentaron mejorarlas e introducir nuevos productos, no conseguían enderezarlas, ya que no comprendían la razón de tal declive.

Esta es la historia de cómo la antropología les permitió remontar sus ventas y salvó a Lego de la bancarrota.


Hace unos años, Lego lanzó una nueva estrategia de negocio, que consistía en innovar en sus productos y ampliar su oferta, más allá de los bloques de construcción tradicionales. Entre otros productos, lanzaron muñecos de acción y videojuegos. Su objetivo con esta estrategia era adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas formas de juego, y cambiar con ellos.

En un momento dado, sin embargo, las ventas empezaron a caer.

Sin poder encontrar el porqué de tal declive, Lego se dio cuenta de que habían perdido el contacto con sus clientes y que no sabían nada de ellos. ¿Cómo podían seguir produciendo juegos cuando no sabían ni quién los usaba, ni por qué?

Con esta preguntas en mente, Lego contrató a un equipo de antropólogos/as, que se sumergieron en la vida de diferentes familias en Estados Unidos y en Alemania. Hicieron observación participante mientras niños y niñas jugaban, realizaron diarios fotográficos y vídeos, entrevistaron a padres y madres, acompañaron a las familias a comprar juguetes y estudiaron las tiendas en sí. Su objetivo era investigar cuál era la experiencia de juego de niños y niñas, qué era lo que buscaban con ello, y cómo Lego podía ayudar a responder a tal necesidad.

Después de unos meses de etnografía, el equipo de antropólogos/as proporcionó a Lego una gran cantidad de datos, que analizaron junto al equipo directivo. Poco a poco, los datos empezaron a hablar y surgieron patrones de consumo, de prácticas y de preferencias. Fue entonces que Lego comenzó a vislumbrar el porqué de la cuasi bancarrota.

Gracias al análisis antropológico, Lego entendió que, en sus juegos, los niños y niñas buscaban dos cosas: primero, escapar de un día a día altamente estructurado y, segundo, desarrollar y perfeccionar sus habilidades. Tal dato chocaba con una presuposición de la empresa que había informado su estrategia esos últimos años: que los niños y niñas de hoy en día están demasiado ocupados para jugar con los bloques tradicionales de Lego. Al contrario, los datos mostraron que había un grupo de niños y niñas que tenían no sólo el tiempo, sino también el interés, de jugar con los bloques y perfeccionar su arte.

A la vez, el trabajo antropológico llevado a cabo también puso de relieve que Lego había descuidado el importante rol de los padres y madres. Estos, viendo cómo Lego perdía las características que les habían atraído a ellos mismos de pequeños en sus recientes innovaciones, notaron cómo el valor de lo nostálgico, que les había llevado a comprar Lego para sus hijos e hijas, se desvanecía.

En resumen, lo que la antropología dejó al descubierto es que, en su intento de innovar y cambiar con los tiempos, Lego había perdido el contacto con sus clientes. No habían entendido que los niños y niñas de hoy en día siguen interesados en desarrollar su propia creatividad y en construir desde cero figuras y elementos que juegos más predeterminados no les permiten. Además, también habían obviado la importancia de lo nostálgico que llevaba a padres y madres a comprar los bloques Lego para sus hijos e hijas.

Estos datos, que otros métodos más usualmente utilizados en el sector empresarial no habrían podido ofrecer, fueron clave para informar un cambio de estrategia de Lego.

Y supongo que ya os lo imagináis, pero al cabo de poco tiempo, las ventas de Lego se recuperaron. 

Referencias:

Fuente: AntropoCon

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